En un mundo donde los robos de vehículos son cada vez más sofisticados, proteger tu coche con un sistema de seguridad eficaz ya no es una opción, ¡es una necesidad! Hoy te explicamos la diferencia entre dos soluciones: el clásico cortacorriente y el moderno inhibidor de arranque, para que sepas cuál es realmente efectivo.
El cortacorriente es un sistema analógico que interrumpe el flujo eléctrico para impedir el arranque del motor. Puede presentarse como un interruptor oculto, un botón táctil o un tag de proximidad. Aunque durante años fue una opción extendida, hoy se queda corto por varios motivos:
Es fácil de localizar.
Puede dañar la instalación eléctrica, afectando incluso la garantía del vehículo.
Los ladrones actuales conocen estos sistemas y saben anularlos en segundos.
Requiere instalación física y visible que se vuelve vulnerable con el tiempo.
¿Sabías que un cortacorriente puede dejar de funcionar solo por el desgaste del sensor táctil o por acumulación de marcas visibles? Un cortacorrientes no es una solución antirrobo definitiva.
Táctil: funciona con la carga estática del cuerpo humano. Suele dejar huellas o desgaste que lo hacen fácil de detectar.
Interruptor oculto: se instala en alguna zona escondida del coche. Bastante fácil de encontrar con algo de experiencia.
Mando de proximidad: se desactiva al acercarte con un mando, pero muchos pueden ser hackeados o interferidos con un simple imán.
Frente al cortacorriente, los sistemas como el IGLA 231 o IGLA Alarm ofrecen un nivel superior de seguridad. ¿Por qué?
No es visible ni localizable: el ladrón no sabe que existe ni dónde está instalado.
No corta cables ni interfiere con el sistema eléctrico.
Mantiene la garantía del vehículo.
Es compatible con todos los tipos de vehículos: diésel, gasolina, híbridos y eléctricos.
Puedes ampliarlo con otros sistemas como GPS, bloqueo remoto o sensores antijamming.
Significa que solo tú puedes arrancar tu coche. El ladrón puede entrar, incluso puede tener una copia de tu llave… pero el motor no se pondrá en marcha si no se introduce el código secreto (por botones del coche o vía app).
El inhibidor de arranque de IGLA bloquea el arranque desde el corazón del sistema. Da igual que el ladrón tenga un equipo profesional. Sin el código, el coche no se mueve.
Un cortacorriente puede parecer una solución barata, pero ya no basta. Si de verdad quieres evitar que roben tu coche, necesitas una defensa moderna.
Elige un sistema inteligente, invisible y seguro. Elige IGLA.
